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viernes, 10 de octubre de 2014

Los dulces sueños



Ilustraciones Jeremiah Ketner


Cerró de nuevo los ojos. No quería salir de ese universo onírico en el que todo es posible, en el que las cosas pueden llegar a ser más reales que la propia realidad (si es que la realidad puede pertenecernos de algún modo...). Volvió a sumergirse en ese otro yo, quizá no tan otro, que permitía que recorriera mundos insólitos en los que nunca había estado pero en los que, a veces, podía reconocer alguna que otra cosa familiar. Sintió que su cuerpo quería quedarse allí, pero su mente no parecía estar dispuesta a consentirlo. De nuevo la encrucijada propia del ser humano (razones/sentimientos), ¿a quién seguir en las bifurcaciones?

2 comentarios:

  1. Se bifurcan los caminos, y en cada encrucijada, elegimos. Y muy a menudo no sabemos qué nos espera delante, ni somos conscientes de lo que dejamos atrás. No se puede desandar lo caminado, ni confiar ciegamente en la razón ni en los sentimientos, así que esperamos con ganas la siguiente encrucijada para elegir más sabiamente el camino, o eso creemos.

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    1. Y, en ocasiones, somos nosotros mismos quienes creamos las encrucijadas que nunca habrían existido, o que nunca deberían haber existido (de las que, quizás, aprendemos...).

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