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lunes, 15 de abril de 2013

Si huyes de una tormenta...

Lugares, pequeñas cosas..., se convierten a menudo en restos de un naufragio, en jirones que pueden, o no, ser remendados. Están ahí como memoria, como aviso, incluso como frontera entre la comodidad y el miedo. Un miedo a las heridas, o a las cicatrices, un miedo tan encarcelado como libre.


2 comentarios:

  1. Únicamente cuando eramos niños no conociamos el miedo y nuestra esencia se manifestaba libremente, atrevidos, instintivos, locos? no tanto... ahora que ya el mundo ha hecho su trabajo ya no hay salida. A alguien le interesa que según pasa el tiempo seamos cada vez menos libres. Si no, para qué nos hacemos tantas preguntas? no haría falta.

    Fdo: Chendo

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    1. Quizá terminamos por encarcelarnos nosotros mismos al hacernos tantas preguntas...

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