Universos de cristal que devienen en realidades, casi sorprendentes, cuando no inusuales, constructos que conforman un edificio y nos trasladan al otro lado, a ese en el que el cristal ya no parece tan frágil y frío, convirtiéndose en un elemento que proporciona al ser humano la alucinación de que todo puede ser posible, la seguridad de la realización, la ilusión de la consecución.
sábado, 30 de enero de 2010
domingo, 24 de enero de 2010
Alzar el vuelo
Llevaba tiempo pensando cómo sería tener el cielo bajo sus pies, cómo sería sentir las nubes, de un blanco algodonoso, esas nubes que parecen arroparnos cuando viajamos en avión, cómo sería surcar el aire y llegar a lugares recónditos sin necesidad de pagar peajes, sin necesidad de billetes y trámites previos, cómo sería sentirse libre de ataduras, como el pequeño pájaro que acaba de aprender a volar.Abrió la ventana y notó cómo una ligera brisa inundaba la estancia. Recorrió con sus manos las hojas de la ventana, lentamente, y se aferró con fuerza al marco, subió un pie, luego el otro, hasta que su cuerpo estuvo en el punto preciso, en el punto de no retorno... y entonces soltó sus manos y emprendió el vuelo. ¿Un vuelo hacia la libertad?
domingo, 17 de enero de 2010
Hipnotizado
"Estoy remando. Los remos se hunden en el agua, y cuando salen a la superficie, el agua queda igual, nada la perjudica. Los nenúfares amarillos navegan hacia mí o yo hacia ellos. Se balancean cuando pasan por debajo de los remos, pero no pierden el equilibrio. A ellos tampoco les perjudica nada. Es extraño, no perjudico a nadie y en cambio estoy contento.Un día estival, el lago por un lado y el cielo por el otro. No se perjudican el uno al otro y en cambio están allí. Los remos crujen en las horquillas, pero ese sonido también está en su sitio. Y yo también: parece como si debiera estar aquí, aunque no estoy obligado a ello. No hay ninguna obligación, pero puesto que estoy aquí, todo está en orden.Y no es que navegue desde o hacia algún lugar. Es decir, ni tengo prisa, ni navego despacio. Navego fuera del sentido de estas palabras. Tal vez sea por eso que resulta tan agradable (...) Parece que ha pasado el mediodía, pero no es muy tarde, el sol está alto, y muy amablemente no queda justo por encima de la cabeza, de modo que se está con él, pero no se está subordinado a él. De pronto la luz se vuelve desagradable, insípida y al mismo tiempo fuerte, el agua se endurece, las aves ya no están, no hay lago y sólo yo estoy sentado en una silla y remo, pero sin remos. A mi lado está de pie un señor vestido con frac que me tiende la mano. Y frente a mí hay mucha gente, todos sentados en filas y riendo.-Gracias- me dice el hipnotizador, y se dirige a la sala-. ¿Quién de ustedes será el siguiente? Trato unas veces más de mover los brazos, ya sin remos. Una risa aún más fuerte llega de la sala. Así que lo dejo, me levanto de la silla, bajo del escenario entre grandes carcajadas. La cabeza me da vueltas. Cuando deje de hacerlo intentaré comprender de qué ríe en realidad esa gente" (Slawomir Mrozek, El lago)
¿Dónde trazar la frontera entre lo real y lo que no lo es, entre lo soñado, lo sentido, lo vivido... y lo que no? Los hipnotizadores y los magos son ilusionistas que hacen creer al ser humano que lo imposible llega a ser posible, y que lo imaginado forma parte de la realidad.
¿Dónde trazar la frontera entre lo real y lo que no lo es, entre lo soñado, lo sentido, lo vivido... y lo que no? Los hipnotizadores y los magos son ilusionistas que hacen creer al ser humano que lo imposible llega a ser posible, y que lo imaginado forma parte de la realidad.
sábado, 16 de enero de 2010
Poemario
La luz se va desvaneciendo y es entonces cuando la luna se desliza, cual hoz envidiosa, enemiga del día, y va segando sigilosa guirnaldas de rosas hasta que se hunden en la noche penetrando en las sombras. El poeta avanza entre negros árboles hasta llegar a un puente de palabras, en el que los arcoiris de mentiras le permiten proporcionar color a sus versos, convirtiéndose en un ladrón de sentimientos, en un cazador furtivo de recuerdos.
sábado, 9 de enero de 2010
La espera
Esperaba junto al puerto, observando cómo los barcos eran mecidos por el mar. Esperaba tranquilo y confiado, arropado por la noche y vigilado por la luna. Esperaba sin tener en cuenta ni el tiempo, ni el espacio. Esperaba. Entonces creyó sentir un copo de nieve rozar su mejilla y se dio cuenta de que la espera había llegado a su fin, ella le había besado. Un beso frío como el hielo, pero suave como una caricia. Cerró los ojos y recordó la última nevada que había visto.
viernes, 1 de enero de 2010
Causa primera
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