"Estoy remando. Los remos se hunden en el agua, y cuando salen a la superficie, el agua queda igual, nada la perjudica. Los nenúfares amarillos navegan hacia mí o yo hacia ellos. Se balancean cuando pasan por debajo de los remos, pero no pierden el equilibrio. A ellos tampoco les perjudica nada. Es extraño, no perjudico a nadie y en cambio estoy contento.Un día estival, el lago por un lado y el cielo por el otro. No se perjudican el uno al otro y en cambio están allí. Los remos crujen en las horquillas, pero ese sonido también está en su sitio. Y yo también: parece como si debiera estar aquí, aunque no estoy obligado a ello. No hay ninguna obligación, pero puesto que estoy aquí, todo está en orden.Y no es que navegue desde o hacia algún lugar. Es decir, ni tengo prisa, ni navego despacio. Navego fuera del sentido de estas palabras. Tal vez sea por eso que resulta tan agradable (...) Parece que ha pasado el mediodía, pero no es muy tarde, el sol está alto, y muy amablemente no queda justo por encima de la cabeza, de modo que se está con él, pero no se está subordinado a él. De pronto la luz se vuelve desagradable, insípida y al mismo tiempo fuerte, el agua se endurece, las aves ya no están, no hay lago y sólo yo estoy sentado en una silla y remo, pero sin remos. A mi lado está de pie un señor vestido con frac que me tiende la mano. Y frente a mí hay mucha gente, todos sentados en filas y riendo.-Gracias- me dice el hipnotizador, y se dirige a la sala-. ¿Quién de ustedes será el siguiente? Trato unas veces más de mover los brazos, ya sin remos. Una risa aún más fuerte llega de la sala. Así que lo dejo, me levanto de la silla, bajo del escenario entre grandes carcajadas. La cabeza me da vueltas. Cuando deje de hacerlo intentaré comprender de qué ríe en realidad esa gente" (Slawomir Mrozek, El lago)
¿Dónde trazar la frontera entre lo real y lo que no lo es, entre lo soñado, lo sentido, lo vivido... y lo que no? Los hipnotizadores y los magos son ilusionistas que hacen creer al ser humano que lo imposible llega a ser posible, y que lo imaginado forma parte de la realidad.
¿Dónde trazar la frontera entre lo real y lo que no lo es, entre lo soñado, lo sentido, lo vivido... y lo que no? Los hipnotizadores y los magos son ilusionistas que hacen creer al ser humano que lo imposible llega a ser posible, y que lo imaginado forma parte de la realidad.
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