Pixabay |
Caminaba pensativo hacia el hotel en el que se
alojaría esa noche. De pronto la voz de una mujer le sacó de su
ensimismamiento. “Ha sido una conferencia increíble. Tan llena de fuerza y esperanza”.
Él estrechó la mano de la mujer, le agradeció las amables palabras y continuó
su camino. Sin embargo ya no era el hombre que hacía unos minutos caminaba
pensativo. Las palabras de aquella mujer habían convertido las suyas propias en
mucho más que palabras. Fue entonces cuando le invadió una especie de paz
interior y una gran sonrisa se dibujó en su cara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario