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lunes, 10 de junio de 2019

El conferenciante


Pixabay
Caminaba pensativo hacia el hotel en el que se alojaría esa noche. De pronto la voz de una mujer le sacó de su ensimismamiento. “Ha sido una conferencia increíble. Tan llena de fuerza y esperanza”. Él estrechó la mano de la mujer, le agradeció las amables palabras y continuó su camino. Sin embargo ya no era el hombre que hacía unos minutos caminaba pensativo. Las palabras de aquella mujer habían convertido las suyas propias en mucho más que palabras. Fue entonces cuando le invadió una especie de paz interior y una gran sonrisa se dibujó en su cara.