Cada uno de nosotros, cuando nace, ocupa un lugar en el mundo distinto de los demás. Encarna una novedad absoluta, sin que ni antes ni después pueda repetirse. A la pregunta: "¿quién eres tú?", cada uno podrá responder con un relato único. Y esa novedad, implícita en el nacimiento de cada ser humano es ya, en sí misma, una prueba de que éste puede introducir en el mundo algo diferente.
El misterio es por qué esas ciudades solo son reconocibles para algunos y no para otros. O por qué aún reconociéndolas en ocasiones, no nos quedemos y tengamos que seguir buscando otras.
No valen autoretratos. :)
ResponderEliminarCada uno de nosotros, cuando nace, ocupa un lugar en el mundo distinto de los demás. Encarna una novedad absoluta, sin que ni antes ni después pueda repetirse. A la pregunta: "¿quién eres tú?", cada uno podrá responder con un relato único. Y esa novedad, implícita en el nacimiento de cada ser humano es ya, en sí misma, una prueba de que éste puede introducir en el mundo algo diferente.
EliminarEl misterio es por qué esas ciudades solo son reconocibles para algunos y no para otros. O por qué aún reconociéndolas en ocasiones, no nos quedemos y tengamos que seguir buscando otras.
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