No se aprende a ser fuerte de la noche a la mañana. No se aprende a ser valiente por correr delante del miedo. Y aunque un abrazo, o una sonrisa, no nos salven del naufragio, pueden acercarnos a la orilla, porque hay personas que no pasan por delante, sino por dentro.
Sin embargo, para pasar por dentro, o sencillamente al lado, hay que dejar pasar.
ResponderEliminarHay que tener la generosidad, y la valentía, de dejar pasar.
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