A través de la ventana la niebla parecía aún más densa, tanto que impedía ver más allá de unos pocos metros. Tenía una taza en la mano de la que bebía a pequeños sorbos, saboreando cada trago de té como si quisiera eternizar ese momento. De pronto creyó percibir un movimiento entre la densa niebla, o puede que sólo fuera fruto de su imaginación… Terminó el té y dejó la taza sobre la mesa, dirigió su mirada hacia la ventana, la niebla seguía siendo tan densa como antes. De nuevo creyó ver algo que se movía entre la espesa niebla. Decidió salir fuera.
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