A nadie se le ocurrió que sólo quiso volar,
como antes. Sin embargo, esta vez, se estrelló. Y no por el hecho de que una
pared se interpusiera en su camino y apareciera como por arte de magia. No.
Sino porque las alas ni tan siquiera hicieron acto de presencia, ni rastro de
pluma alguna. ¿Había perdido su don?, ¿o acaso lo que había perdido era la
esperanza?
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