Tanto el silencio en el lenguaje como el silencio que se introduce en la música suelen ser respiraciones que reclaman nuestra atención, a modo de suspiros que pretenden modificar la forma en la que se escucha, que pretenden transformar de alguna manera nuestros oídos. Aprender a escuchar el silencio y aprender a escuchar el sonido es una de las grandes enseñanzas y actitudes que nos transmitió John Cage. Escuchar las formas del silencio, unas formas que instan a destruir la grafía del lenguaje, de la memoria a corto plazo, para mostrar que el silencio y el sonido no dejan de estar en continuidad.
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