El aleteo fue tan delicado, tan sutil, tan dulce y casi frágil, pero a la vez transmitió tanta potencia y fuerza..., que resultaba difícil saber, teniendo en cuenta la aparente relatividad del tiempo, cuánto había podido durar. Sus alas se estremecieron sólo con pensar que nadie hubiera percibido su deseo de salir de allí, su deseo de no permanecer siempre tras un cristal. ¿Pero fueron las alas de la mariposa las que se estremecieron, o las de ella?
La "inquietante" belleza de las muñecas de Shannon Bonatakis |
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