La encontró allí, en medio de la muchedumbre. En el lugar más inesperado, o puede que en el más predecible. Estaba realmente magullada, de manera que se acercó a ella con mucho cuidado, tratando de no dañarla más. Parecía estar acostumbrada a que se le acercaran con esa mezcla de miedo a romperla y de respeto ante su encuentro. Y no se sorprendió al ver cómo la mano de él la rozaba. Más bien fue él quien sintió lo que nunca hubiera querido sentir, o lo que siempre había estado en él pero nunca había admitido. Ella le miró a los ojos, y él comprendió que estaría allí durante mucho tiempo. Supo que, aunque nadie la quería, al final acompañaba a más gente de la que pretendía. Cogió su mano y caminaron juntos.
Se que este no es el lugar más apropiado, pero tenía que dejar este comentario en algún sitio y recordé este blog.
ResponderEliminarHace años, inmerso en la carrera, una profesora me animó a hacer un taller de improvisación musical. Estaba en un proceso de desencanto con el mundo de la música en general, un ciclo que he superado hace poco. Aquel taller me ayudó en muchos sentidos, a ver que podía hacer otras cosas fuera y dentro de la música, cosas diferentes. Pasaron los años y aquel taller marcó un antes y un después.
Hace una semana me dijeron que había salido un libro con la actuación que hicimos para aquel taller incluida en el dvd que lo acompaña. Por pura vaguedad lo pedí por correo, por pura dejadez me he visto recogiéndolo un sábado por la mañana. Mi sorpresa ha sido cuando esa profesora que tanto me animó en ese momento estaba justo a mi lado en el mostrador de Correos, aunque no me reconoció. Mi forma de ser me ha impedido decirle nada, pero me ha dibujado una sonrisa enorme que hoy también necesitaba.
Estimado "hombre invisible", me alegro muchísimo de que aquello marcara un antes y un después en tu vida y que fuera para bien, por supuesto. La música es un lugar increíble en el que poder sentir y experimentar tantas cosas... Al mismo tiempo que, a menudo, se convierte en un refugio, en un hogar que nos acoge y nos brinda la posibilidad de ser quienes somos y también de ser cualquier otro. Y aún me alegra más el hecho de saber que los posos que se dejan no son amargos, sino dulces, que las semillas que se siembran dan buenos frutos y que, aunque creamos que no, influimos en las personas de la forma en la que nos gustaría hacerlo. Aunque me entristece el que tu "invisibilidad" haya vencido a la realidad.
EliminarEspero que, si hay una próxima vez, te acerques a mí, igual que te acercaste a un ámbito de la música que desconocías y que te cautivó.
Un fuerte abrazo D.S.S., y cuida tu guitarra.