El destino, a modo de tablero incierto, capitaneado por un mar de tempestades, plagado de navegantes a la deriva, a veces ausentes, a veces presentes, remando, nadando, surcando el horizonte, tratando de ser más audaces que las marejadas, saliendo a flote, izando las velas hacia la cordura.
Tapia de Casariego |
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