Sus lágrimas vivían tan dentro de él que ni tan siquiera sabía que podía derramarlas. Y no fue aquella despedida la que hizo que las gotas saladas cayeran por sus mejillas, sino el miedo de haberse encontrado con el abismo de sus propios sentimientos.
Lágrimas y abismos de sentimientos... y aún así deseando el siguiente encuentro.
ResponderEliminarPuede que los encuentros no sean algo que se busca, sino que suceden...
EliminarEsperaré que suceda pronto, entonces...
ResponderEliminarEsperar, desear..., suceder.
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