Estaba convencido de
que esta vez era la definitiva. Estaba convencido de que esta vez no se había
equivocado y de que había elegido el momento oportuno. Se armó de valor y bajó
la escalera. Abrió la puerta del portal y…, allí estaba ella, esperándole,
diáfana…, tenía la calle ante sus ojos, el exterior, sólo tenía que atravesar
la puerta y estaría fuera. Después de tanto tiempo volvería a sentir lo que era
tener el cielo ahí arriba, volvería a sentir lo que era estar en un espacio
abierto…, empezó a faltarle el aire, no podía respirar, aún no había traspasado
la puerta pero ya comenzaba a pensar que tendría que dejarlo para otro día,
todavía no estaba preparado. Cerró la puerta y subió de nuevo las escaleras.
(P.D.: Los beneficios de esta edición están destinados a la Fundación de Esclerosis Múltiple, para promover el conocimiento y la investigación de esta enfermedad)
Enhorabuena!!!
ResponderEliminarMuy bueno Hera, lo lees y te hace pensar y reflexionar, para cuando un libro?
Espero que pronto!
Me alegro de que te haya gustado Dani! La escritura, y la lectura, son como el contenido de una taza: lo bebemos y lo saboreamos poco a poco, sorbo a sorbo, siendo el último el más dulce.
EliminarMuy buen relato Hera,nos tienes mal acostumbrados con tu buena escritura.Me sumo a la propuesta de para cuando un libro y poder disfrutar de su lectura.Buena ventura!
ResponderEliminarHabrá que buscar cordura y una pizca de locura...
EliminarEl relato es fantástico! De nuevo, enhorabuena!
ResponderEliminarMuchas gracias!
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