Estrellas tan fugaces como algunas miradas. Deseos tan imaginados como reales. Apoyados en la barandilla, escuchando cómo el sonido de las olas rompe el silencio de la noche, o cómo hace de ello su refugio perfecto, o el nuestro.
A veces no somos conscientes de lo que teníamos hasta que lo recuperamos.
Nos olvidamos de todo el pasado con frecuencia y con solo mirar al cielo, te das cuenta de lo que fuiste y lo que eres.
ResponderEliminarUn placer ver las estrellas con vosotros.
Y de lo pequeños (e incluso insignificantes) que somos ante tanta inmensidad: el cielo, el mar..., incapaces de alcanzarlos.
EliminarEl placer mutuo.
Miradas perdidas al cielo,te buscaba en el dia y en la noche,por dentro y fuera de mi.Una estela de polvo fugaz y brillante deslumbró en el cielo,incandescente como yo,tan estimulante como tu...
ResponderEliminarUna noche muy agradable,gracias a vosotros y a Perseo¡*
Una estela como la que dejan cada una de nuestras acciones, cada uno de nuestros pensamientos, cada uno de nuestros pasos, de nuestras huellas. Una estela que parecía trazar un camino hacia ninguna parte, o quizá lo trazaba hacia el lugar en el que perdernos más allá de las luces de las ciudades, más allá de las miradas ajenas, más allá de nosotros mismos.
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