La luna apareciendo y desapareciendo en el cielo ya presagiaba que nosotros también acabaríamos desapareciendo perdidos en cada uno de los recovecos de nuestros cuerpos. Los guerreros siempre abren las puertas a la pasión, y lo hacen sin límites ni tiempo, quizá hasta que la lluvia calma la sed y borra las huellas de todo cuanto hicimos.
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