La capacidad del ojo de ver el mundo depende de su incapacidad para verse a sí mismo. De una u otra forma, en la medida en que el ojo ve algo de sí mismo, en esa misma medida queda perturbada la visión. El ojo ha de poder ignorarse a sí mismo. Igual sucede con el hombre..., sólo el olvido de sí lleva a la sensibilidad y sólo la entrega de sí genera la creatividad.
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