Un lugar, un espacio, el sonido, los sentidos, los sentimientos..., los dedos no parecen huéspedes ni invitados deslizándose por las teclas. Parecen haber habitado allí siempre. Lejos de perderse en el laberinto de la memoria parecen saber hacia dónde encaminarse, haciendo que ni tan siquiera "lo sublime" sea suficiente para describir lo escuchado.
(Un verdadero placer haber podido asistir, y haber estado de nuevo junto al
mejor pianista, del que tanto he aprendido)
mejor pianista, del que tanto he aprendido)
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