El crepitar del fuego..., que parece querer transportarnos a otro lugar cuando fijamos en él nuestra mirada. Sus llamas inconstantes tratando de hipnotizarnos, quizá porque esas llamas saben leer en nuestros ojos, porque saben ver en nuestro interior, y pretenden llevarse todo aquello que saben que no somos. La hoguera, alzándose imponente frente al mar, su rival, o más bien su otro yo. Opuestos en el ocaso, cómplices en la noche.
domingo, 24 de junio de 2012
La hoguera de San Juan
El crepitar del fuego..., que parece querer transportarnos a otro lugar cuando fijamos en él nuestra mirada. Sus llamas inconstantes tratando de hipnotizarnos, quizá porque esas llamas saben leer en nuestros ojos, porque saben ver en nuestro interior, y pretenden llevarse todo aquello que saben que no somos. La hoguera, alzándose imponente frente al mar, su rival, o más bien su otro yo. Opuestos en el ocaso, cómplices en la noche.
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