En medio de la gran barbarie natural, los seres humanos han logrado a veces (pocas) crear pequeños lugares cálidos que irradian algo así como amor. Pequeños espacios cerrados, reservados, donde reina la subjetividad, donde se establecen lazos y se enhebran vidas. Y son los propios seres humanos los únicos capaces de romper esos espacios, de hacer que aparezcan cicatrices, y también de lamer sus heridas y saber que ellos mismos pueden coser los desperfectos. Simplemente tienen que escuchar lo que sienten.
Qué difícil es a veces escuchar, no ya a los demás, sino a uno mismo.
ResponderEliminarDifícil escucharnos a nosotros mismos sobre todo cuando el ruido nos hace volvernos sordos, sordos ante lo que sentimos, sordos ante lo que queremos, sordos ante quienes tenemos cerca.
Eliminar