Acróbatas

Aquello que necesitamos hace que nuestra mirada brille y que se acelere el ritmo de nuestro corazón. En ocasiones es un hilo muy fino, o un sonido apenas audible, pero en el momento en el que lo escuchamos, en el momento en el que notamos nuestro corazón moverse, ese es el indicio de que debemos perseguirlo, el indicio de que nuestro sueño no está programado. Y nos dejamos llevar como acróbatas sin red...

Y de nuevo...

... frente a frente.

Detrás de un sueño hay un logro, detrás de un logro una obra de arte, detrás de una obra de arte hay reflexión, y detrás de ella belleza. Nada que no tenga profundidad, dimensión, abismo... puede ser deseado y perseguido con anhelo. Tan lejos, tan cerca.

Las decisiones

Se abre el mundo ante nosotros, para nosotros, sólo si somos capaces de decidir (con todas sus consecuencias) y así vivir lo que queremos, y así poder ser..., alcanzar la cima, nuestra propia cima.

Tanta belleza a contraluz

Lo que está más allá de las palabras, lo que no somos capaces de expresar o de describir sólo con ellas, lo que nos asalta de pronto, en nuestros sueños o en nuestro camino, lo que no queremos llegar a creer o lo que creemos y no querríamos creer, lo que nos hace sentir que somos y que estamos vivos..., un paso más hacia ese instante en el que la noche nos acompaña y disipa nuestras sombras, dejando luego paso al día que busca que seamos de nuevo uno, que permite que las miradas recorran cuerpos y que los fantasmas desaparezcan.

Cuando miras al cielo y la encuentras

Desde su privilegiado lugar, observándonos, atrapando nuestros instantes, a pesar de que creyéramos que nos pertenecían. Dejándose ver en la altura, irradiando esa luz que no podemos robar, pero con la que nos convierte en sombras de la noche. Nos acompaña y nos hace perdernos, nos acecha arropada por un cielo que la ama, por un cielo que la espera cada noche, como nosotros a ella.