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viernes, 11 de noviembre de 2011

El consuelo brillante



Nadie sabe cuándo caerá el crepúsculo y la vida no es un problema que pueda resolverse dividiendo la luz por la oscuridad y los días por las noches, es un viaje imprevisible entre lugares inexistentes. Podemos, por ejemplo, caminar por la orilla y sentir de pronto el desafío que la eternidad lanza sobre nuestra existencia y el movimiento perpetuo del mar y la constante huida del viento.
Desespera..., puesto que cada día es una tregua entre dos noches. Espera..., porque cada noche es una tregua entre dos días.

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