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domingo, 16 de mayo de 2010

Brillos nocturnos


"La vi desde aquel lugar escondido y silencioso donde el viejo bosque oculta a medias la pradera. Brillaba a través de los esplendores del crepúsculo... pálida al principio, pero con una cara que poco a poco se encendía. Llegó la noche, y aquel fanal solitario, teñido de ámbar, hirió mi vista como nunca lo había hecho antaño; la estrella vespertina, pero mil veces aumentada, encandilaba aún más en aquella quietud y aquella soledad.Trazaba extraños dibujos en el aire estremecido... recuerdos borrosos que siempre habían llenado mis ojos... inmensas torres y jardines, curiosos mares y cielos de alguna vida imprecisa... no sé de dónde. Pero entonces supe que a través de la bóveda cósmica aquellos rayos me llamaban desde mi lejano hogar perdido" (H.P. Lovecraft, Estrella vespertina)
A veces las llamadas son tenues, casi silenciosas, meros murmullos o susurros en la noche que nos sacan del ensueño en el que estábamos sumidos, ensueño real o ficticio del que salimos aún a sabiendas de que el brillo de esa llamada puede ser tan ficticio como el ensueño del que nos sacó.

2 comentarios:

  1. Ay! Pero que sería de nosotros sin esas llamadas?
    Y sin nuestra imaginación para creerlas reales cuando
    son ficticias o ficticias cuando son reales?

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  2. Quizá sean tan reales como ficticias, quizá sean tan tangibles como imaginadas, quizá sean más que llamadas, más que palabras susurradas.

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