"Nos han abandonado en medio del camino. Entre luz íbamos ciegos. Somos aves de paso, nubes altas de estío, vagabundos eternos (...) Vivimos y morimos muertes y vidas de otros. Sobre nuestras espaldas pesan mucho los muertos. Su hondo grito nos pide que muramos un poco, como murieron todos ellos, que vivamos deprisa, quemando locamente la vida que ellos no vivieron. Ríos furiosos, ríos turbios, ríos veloces (pero nadie nos mide lo hondo, sino lo estrecho). Mordemos las orillas, derribamos los puentes. Dicen que íbamos ciegos. Pero vivimos. Llevan nuestras aguas la esencia de las muertes y vidas de vivos y de muertos. Ya veis si es bien alegre saber a ciencia cierta que hemos venido para esto" (José Hierro, Tierra sin nosotros)
Llegamos sin ver al mundo y continuamos la vida tanteando los recovecos, iluminados por luces propias y ajenas, por la propia vida y las vidas de otros.
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