En los
orígenes de la
historia de la representación encontramos la narración, escrita por Plinio el
Viejo en su Historia Naturalis, en la
que relata el origen de la pintura a través de una bonita historia de amor y recuerdo.
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Según
Plinio, aunque el origen de la pintura no está claro, mantiene que
consistía en “circunscribir con líneas el contorno de la sombra de un hombre”.
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Así asegura que la primera obra plástica la hizo en arcilla el alfarero Butades de Sición, en Corinto, sobre una idea de su hija. Enamorada de un joven que iba a dejar la ciudad, la muchacha fijó con líneas los contornos del perfil de su amante sobre la pared a la luz de una vela. Su padre aplicó después arcilla sobre el dibujo al que dotó de relieve, e hizo endurecer al fuego esta arcilla con otras piezas de alfarería.
Invención del arte del dibujo (1791), Joseph-Benoit Suvee |
El lienzo se concibe entonces como una anticipación de la ausencia de una persona amada, pérdida que se verá paliada por el recuerdo gráfico, por la memoria de una imagen construida a partir de una sombra, constatando con ello la fuerza de los sentimientos.